La mirada fulera

Ver el vaso siempre lleno sería exceso de optimismo: El Lado-B

Me incluyeron en un equipo para operacionalizar un nuevo esquema de servicios de software en más de 90 países. Luego lideré la implementación en Latinoamérica.

Mi primer lanzamiento fue en Argentina. Al finalizar el kick-off, un gerente veterano me dijo confidencialmente: “Cuídate, porque la máquina se va a comer esta idea”.

Esa frase me acompaña desde hace décadas. Cada vez que emprendo algo, me pregunto: ¿qué podría hacer fracasar esta idea? P4Mf no es la excepción. Y como este proyecto busca compartir experiencias, decidí incluir también las malas ondas en Lado-B.

La Guía de P4Mf y los posts convencionales son la buena onda. Pero esta serie se pone en los zapatos de aquel gerente veterano. Imagino que diría algo así:

“P4Mf está lleno de buenas intenciones, pero en las organizaciones reales nadie lo implementará. La gente evita cambiar su forma de trabajar porque los expone fuera de su zona de confort. Si la empresa compra tus servicios, te dirán que sí, pero seguirán haciendo lo mismo de siempre.”

Pucha, este personaje no ve el vaso medio vacío; lo ve vacío del todo. ¿Tiene razón? Algunos líderes y subordinados actúan así, y cuando se enfrentan a un cambio, simplemente lo resisten.

McGregor lo explica en su teoría de liderazgo X vs. Y:

  • Los líderes X creen que las personas evitan el trabajo, carecen de iniciativa y solo buscan seguridad.
  • Los líderes Y piensan que la gente busca desafíos y quiere mejorar su entorno.

Los líderes X tiñen sus decisiones con su visión pesimista, desmotivando a quienes sí tienen ganas de avanzar. En ese contexto, las personas Y se adaptan o huyen.

¿Cuántas veces has visto a alguien rendirse sin siquiera intentarlo? Creo que el veterano de mi anécdota habría tirado la toalla de inmediato. Difícilmente intentaría implantar P4Mf. Pero, si quisiera insistir, ¿qué podría hacer?

Aquí algunas pistas para evaluar:

  • Detectar si los comportamientos X son causados por el entorno o son rasgos personales.
  • Reforzar a los Y para influir sobre los X.
  • Identificar los “casos perdidos” y decidir sobre ellos.
  • Cuando pienses que el esfuerzo no vale la pena, revisa: ¿cuál es tu visión sobre la gente en general? ¿X o Y?

Este dilema subyace en todo intento de impulsar cambios. Ignorarlo no ayuda, pero rendirse a la primera tampoco.

Y como este post es del Lado-B, déjame decirte: ¡qué ganas tengo a veces de mandar todo a rodar!

No me aceptes. Discurre. ¿Te has enfrentado a obstáculos similares? ¿Cómo los sorteaste?

Orlando

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